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Pero llegará el pasado

Pienso que…el pasado al que con tantas ganas queremos llevar el presente, se está retrasando algo más de lo esperado. Y no será por falta de deseos, ni de llamarlo a voces, en ocasiones con algún que otro mal gesto o  insulto desesperado.

Pero llegará el pasado, y lo hará después de dar mil vueltas deteniéndose en paradas donde las afirmaciones de hoy serán las mentiras del ayer, o se perfilarán con tonos diferentes, como escuchaba hoy a la OMS ( Organización Mundial de la Salud) recomendar que medien más días entre la primera y la segunda dosis de las vacunas para incrementar su eficacia. Sin hablar de la lógica ( por escribir algo), que decide el criterio del territorio, horario y sectores confinados.

Pero llegará el pasado, y lo hará,  lamentablemente, después de llevarse a millones de almas a descubrir la eterna duda que arrastra la humanidad de todos los tiempos. Y tal vez alguna de ellas regrese a explicarnos si es una esperanza, una quimera o un simple engaño.

Pero llegará el pasado, y tantos actos mundanos de ese ayer cercano, hoy convertidos en  sueños,  volverán al grado de insignificancia de antaño. Y así, por ejemplo, un simple beso y  abrazo volverán a ser todo un abrazo y un beso.

Pero llegará el pasado, y al llegar quizá nos pregunte qué aprendimos durante este corto período de tiempo eterno, antes de guardar nuestras vivencias en su baúl de los recuerdos. Y habrá quien responda «nada», con una sonrisa de miel en los labios, mientras a otros la congoja le impedirá articular palabra alguna, recordando aquellos que no llegaron a tiempo de responder por sí solos.

Pero llegará el pasado, y habrá que dejar pasar el tiempo de largo, para entender que nada volverá a ser como antes, como ha sido y será siempre en la historia de los tiempos.

Pero llegará el pasado, y un día querrás recordarlo tal vez para restar importancia al suceso insignificante que te amarga el instante.  Y siendo así, conseguirás desnudar la importancia que tiene al compararlo. ¡ Qué pocas cosas nos quitarían el sueño si no supiésemos esclavizarnos!

Pero llegará el pasado, y un día explicarás el día de hoy a tus hijos y a tus nietos. Les dirás que las personas llevaban una máscara sobre la cara que sellaba sus labios, y guardaban tanta distancia entre ellos como requieren los postulados extremos. Y ellos, esos pequeños de hoy, jóvenes del mañana, solo espero que al oír tu historia, no concluyan que tal vez aquel tiempo marcó el inicio del final de eso que un día llamaron democracia.

¿Y tú, qué piensas?

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