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¿Para qué leer?

Pienso que…en los tiempos que corren, no viene mal preguntarse de qué sirve celebrar un día del libro. ¿ No sería mejor celebrar el día de las Redes Sociales, de las Criptomonedas Todopoderosas, de las Fake News Incuestionables, o de la Floreciente Economía del Metaverso?

Seguramente sí, pero la literatura, mal o bien nos pese, como la anciana radio, el atinado consejo, o un par de huevos fritos con bacon, sigue teniendo un atractivo que va más allá del último grito, ( seguramente pidiendo a voces que alguien ponga algo de orden a esta sociedad descentrada).

Los buenos escritos, como las ondas viajeras, las palabras idóneas en el momento preciso, y el mojar pan en un huevo frito, están más allá de las modas que intentan adjetivar el momento, por suerte para todos.

Leer no nos va a hacer más atractivos, ni posiblemente más ricos o más simpáticos, pero sí puede iluminar nuestra mente con la luz del que aprende a cuestionarse si será tan blanco el blanco como lo pintan, o el negro tan negro como nos lo pretenden hacer ver a obscuras.

Leer, en todas sus inagotables manifestaciones, en el peor de los casos, activa nuestras neuronas y enciende el fuego de nuestro cerebro ( como diría el gran Plutarco, sacerdote de Apolo e intérprete de las pitonisas del Oráculo de Delfos)

Leer es elegir, y por ende, un acto de suma libertad. Puedes leer para entretener y entretenerte, leer para imaginar, leer para intentar conciliar el sueño, leer para despertarte, leer para disimular que lo estás haciendo, incluso leer para aprender y hasta para perder el tiempo.

No comparto que la juventud de hoy lea menos que las generaciones pasadas. Lo que sí detecto es que la lectura es a menudo algo diferente. Y el titular, el gran protagonista e inductor de la lectura, se ha alejado un poco de la intelectualidad de antaño para ponerse al servicio del impacto llamativo que lleve a tu dedo a cobrar vida propia para clicar sobre:

« El impactante cambio físico de…»
« Descubre que coche tiene…»
« La manicura de…que va a petarla el próximo verano»

Interesante, ¿verdad? Pues esto es parte de lo que se lee, aunque no todo lo leído, por fortuna.

Cuando alguno de mis alumnos me confiesa que no le gusta leer, o, aún mejor, que desean adquirir mis novelas siempre que no les pida leerlas , me pregunto como puedo hacerles ver que necesitan leer para seguir siendo libres.

Como puedo explicarles que, a mi entender, en la sociedad actual, sin darse ni darnos cuenta, poco a poco (cada vez más rápido) el Reinado de la Inteligencia Artificial, el de San Big Data y el Sagrado Logaritmo, que todo lo ve y todo lo puede, nos llevan de la mano a un paraíso de ceguera donde el único grito permitido es un desgañitado «Gooooool», y el único cuestionamiento aceptable es si la gente del «Var» o del «Bar» comparten mi opinión, que es la única verdadera.

Leer, como escribir, conversar, escuchar, cuestionar, descubrir, perdonar y tantos otros verbos que alimentan nuestra persona, deben seguir vivos entre nosotros, permitiéndonos gozar de una libertad que, tal vez por haber nacido con ella, no la cuidamos con el esmero que se merece, y qué a buen seguro haríamos de haber tenido que ganarla a pulso.

Así que, aprovechando la cercanía de la Diada de Sant Jordi y del Día del Libro, leamos, por favor. No vaya a ser que en unos años, nuestra felicidad dependa del estado de ánimo de nuestro avatar virtual, y entonces, nos preguntemos: ¿ en qué momento dejamos de leer, entregando nuestra libertad a un mundo virtual controlado y manipulable ?

¿ Y tú, qué piensas?

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