Pienso que…hoy toca escribir como profesor, y compartir tres reflexiones educativas, a aquellos que pueda interesaros, sin el menor ánimo de pretender sentar cátedra.
1) Tareas escolares.
1.a) Educadores (incluyendo en adelante a: profesores, padres, tutores…) partidarios de fomentar los deberes, para conseguir un mejor rendimiento educativo. Recomiendo: https://okdiario.com/bebes/deberes-escolares-favor-2676624
1.b) Educadores poco propensos a someter a los alumnos a esta presión académica, al estilo de China y Corea del Sur, a pesar de los excelentes resultados académicos obtenidos. Recomiendo: https://www.youtube.com/watch?v=Ux4DiK87Bw8
1.c) Educadores partidarios de aplicar un PI (plan individual adaptado a la persona, que acostumbra a conllevar una reducción de contenidos curriculares) a todo alumno que presente ciertas dificultades de aprendizaje. En algunos casos, como consecuencia de un TDA, TDAH (trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad), síndrome de Asperger, etc. Recomiendo: a favor: https://www.clarin.com/sociedad/deficit-atencion-trastorno-cerebral-piden-etiquetar-chicos_0_rkZVw8Mtl.html, en contra: https://www.abc.es/familia-padres-hijos/20141020/abci-trastorno-deficit-atencion-201410171200.html
1.d) Posicionamiento ecléctico, que comparto:
- Un tiempo diario dedicados a los deberes, en casa, (una hora diaria en primaría, y algo más en secundaria, aproximadamente) ayuda a consolidar los conceptos aprendidos en el aula. Más que el tiempo diario de dedicación, se trata de fomentar el valor de la constancia en el trabajo, como un medio efectivo para lograr el éxito académico.
- Más método socrático en clase. Necesitamos transmitir los conocimientos a nuestros alumnos involucrándolos en el proceso de autoreflexión. Intentar que el alumno llegue por sí mismo al conocimiento que queremos transmitir.
- Mayor dedicación en técnicas de estudio. Sí, hay que hacerlas, y en cada curso, sobre todo en las primeras etapas, en consonancia con el proceso madurativo de nuestros alumnos. En mi opinión, más vale pecar por exceso que por defecto. Nuestros alumnos no saben, en un alto porcentaje: resumir, esquematizar, argumentar, exponer…estudiar. Y en mi caso, hablo de alumnos que superan la mayoría de edad.
- Respecto al TDA, TDAH, Asperger…me limito a decir, siendo consciente de mis limitaciones en cuanto a mis nulos conocimientos médico-piscológicos, que no debemos caer en la dinámica de catalogar a un alumno con algún trastorno psicológico, a las primeras de cambio, sin profundizar en las causas que pueden llevar a una dificultad o empeoramiento de sus capacidades de aprendizaje. Y sin ánimo de realizar un numerus clausus, cito algunas circunstancias que he vivido como profesor, que han comportado en mis alumnos una pérdida de capacidad cognitiva considerable: separación de los padres, mala visión ocular no detectada a tiempo, fallecimiento de algún familiar, bullying, fin de una relación afectiva, dificultades económicas familiares, pérdida del trabajo de alguno de los padres, enfermedad terminal de algún familiar,…
2) Tecnología y educación.
2.a) Educadores que ven en la era tecnológica el mal que lleva a nuestros alumnos a pasarse el día mirando el móvil, las redes soc
iales o jugando al último juego de la Play Station, focalizando en estos factores la pérdida de hábitos tan saludables como el de la lectura.
2.b) Educadores partidarios del uso intensivo de la tecnología como herramientas educativas, debido al enriquecimiento cognitivo que comporta, entre otros beneficios. Recomiendo a Marc Prensky: ttps://www.youtube.com/watch?v=Sr5ZF62-nXs
2.c) Posicionamiento ecléctico, que comparto:
- Mi experiencia, como profesor que durante dos cursos académicos utilizó el Ipad (arrinconando los libros de texto) como única herramienta educativa, no es del todo satisfactoria, la verdad. Tampoco fue un desastre. La clave, en mi opinión, tras esta corta experiencia, está en saber utilizar los dispositivos tecnológicos como herramientas al servicio del aprendizaje y no como finalidades en sí misma, por pura pleitesía mesiánica tecnológica, o todavía peor, para intentar dar prestigio a un centro educativo, entendiendo la educación como mero producto de marketing.
3) Actividades extraescolares.
3.a) Educadores partidarios de que los alumnos, no deben tener deberes para realizar en casa, precisamente porque al salir del centro educativo deben tener tiempo para tomar clases de inglés (¿no lo estudian ya en el colegio?), hacer deporte (¿no hacen ya en el colegio?), de música (¿no tienen esta asignatura en el colegio?), de hípica (mejor no hacerla en el colegio), ajedrez, ballet, chino mandarín, artes marciales, robótica, …
3.b) Educadores a favor de que el alumno no realice ninguna actividad extraescolar al permanecer ya un número suficiente de horas en el centro educativo.
3.c) Posicionamiento ecléctico, que comparto:
- Una o, a lo sumo, dos actividades extraescolares, aportan el beneficio al alumno de aprender a gestionar mejor su tiempo libre, además de las consecuencias positivas que puede conllevar la actividad extraescolar en sí.
- Una actividad extraescolar debe servir para potenciar una afición de un alumno, o bien, debe servir para reforzar un punto débil del alumno y/o de la escuela, como puede ser un refuerzo en ciencias, idiomas, deporte, o en otros aspectos de crecimiento personal, como el altruismo, por ejemplo, realizando actividades de voluntariado.
- En función de las capacidades del alumno (y de otros aspectos a considerar: como la distancia, las horas de dedicación, las capacidades de la persona…) las actividades extraescolares, pueden someter al alumno a un estrés excesivo que, puede comportar un empeoramiento académico.
- Cuando las actividades extraescolares, más que fomentar una afición o intentar mejorar una dificultad de cualquier índole, se convierten en una ocupación de tiempo que fomenta la meteórica fase somnolienta de la víctima, los educadores debemos preguntarnos: ¿qué consecuencia tendrá a medio y largo plazo, privar a nuestros hijos, alumnos, del tiempo que requieren de nosotros? Y necesitan.
¿ Y tú, qué piensas?
