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El lago de pensamientos

Pienso que…el momento, y el lugar (sentado junto a un lago) es propicio para analizar la reflexión que parte del zarandeo emocional o del cambio de paso habitual al que estaba acostumbrado. Reflexiones de un rabioso presente que se esconden en aguas turbias esperando no ser encontradas, pero que están ahí; ahí poniendo a prueba la capacidad del trovador que intenta descubrirlas reflejando su rostro en el agua enturbiada.

Contemplo el lago y respiro, dejando que el tiempo pase despacio para acomodarme a él lentamente.

Y entonces, cuando los dos casamos nuestro paso inmóvil, pienso en…

1) Muertes. Muchas personas mayores, una sola sería demasiado, de una generación que no lo tuvo nada fácil,  algunos hijos de la guerra de verdad ( no la de la jerga de pantomima desacertada) y del sol de la posguerra, que camuflaron sus esperanzas en refugios antiaéreos o escondieron su moral en pro de la supervivencia, se nos están muriendo a centenares, o a decenas, con algo más de alivio, como muestran las estadísticas de los últimos días.  Y lo están haciendo en silencio, en el más absoluto anonimato, sin homenajes ni tiempo para agradecerles lo que hicieron por los que ahora paseamos por la cumbre de la pirámide de vida. A ellos, deseo y espero, que el gobierno del color que sea, les rinda el homenaje póstumo que se merecen por habernos dejado a los de mi generación un camino limpio de rencor y maleza. Ya sé que ni una ni mil salva les devolverá la vida, pero no es cuestión de milagros, sino de rendir un merecido tributo a quienes se dejaron la piel para levantar al país en ruinas que dejó un odio desbocado.

2)Sueños. Sí, estos últimos meses se ha llevado por delante sueños y proyectos que quien más y quien menos teníamos en el boceto de nuestros próximos lienzos. Pero hay que seguir adelante, hay que avanzar, hay que soñar más y mejor, y hacerlo con mayor intensidad y más fuerza que nunca ( reinvertarse una y mil veces si hace falta), porque si las raíces de nuestros proyectos son firmes, el deseo y la confianza harán que broten de nuevo; y recuerda que no es menos dulce el fruto que brota tarde del que lo hace primero.

3)Agradecimientos. Aplausos diarios y a todos los sanitarios, a los cuerpos y fuerzas de seguridad, al personal de limpieza, a los cajeros, a las camioneras, a todos los voluntarios,…a un sin fin de personas que oxigenan la vida del día a día de todos. Esos aplausos que hoy les dedicamos, y hemos robado de las salas de conciertos y teatros o del emocionante gol marcado en el último minuto, deberíamos copiarlos antes de devolvérselos de nuevo a quienes les corresponden.  Y quizá no haga falta copiarlos exactamente ( no me imagino aplaudiendo a rabiar a mi doctora tras mi visita a no ser que pretenda entrar en la puerta del especialista de al lado); tal vez podemos hacer copias más originales, como la de mostrarle una sonrisa ( o un simple chiste como hacía mi padre y yo intento imitar con menor salero) a la cajera del supermercado que nos atiende, o el darle las gracias al policía que ha osado a paralizar el tiempo de nuestra apretada agenda en un control de alcoholemia por la seguridad de todos, o el dejarle pagado un café a la persona que cada día limpia nuestra mesa de trabajo, por poner tres simples ejemplos mundanos.

4) Economía. Lo he dejado escrito en otros Pienso que…y me alegra que el Profesor de la Casa de papel se refiriera a él de la misma manera en el último capítulo de la segunda temporada. El dinero, hecho de algodón más que de papel, o de billetes de plástico como en México, no vale nada, nada, aunque sirva para mucho, mucho. Y voy más allá, siguiendo a expertos economistas de mi misma cuerda, un poco de inflación es incluso buena para la economía. Así que gobiernos de la Unión Europea de los cuatro puntos cardinales fabriquen dinero, distribúyanlo con políticas coherentes, asegúrense de que llegan a los más necesitados sin hacer escala en bolsillos de cuello blanco, y no se lo digan a nadie ( o digan solo una décima parte de lo que imprimen) para que los mercados estén tranquilos, la inflación controladita, y la Bolsa ( el póquer de los pecunios afortunados) pueda seguir paseando por sus montañas rusas, sonriendo disimuladamente al ver al pobre inocente que cierra los ojos al acercarse la primera bajada que quita el habla a sus ahorros. Porque de no hacerlo, me parece que los monos granas y las caretas dalinianas van a atravesar las pantallas milagrosamente.

5)Responsabilidad. En una de las multinacionales que tuve el placer de trabajar (en realidad más que trabajar fui uno de esos colaboradores que esclavizan voluntariamente todo su tiempo para ser felices un día al mes) había una máxima directiva que decía: Crecimiento por la responsabilidad; y me pareció fantástica. Crecimiento por la responsabilidad. A título individual: ¿quieres reducir el riesgo de contagiarte? Pues cumple a raja tabla con las recomendaciones sanitarias ( mascarilla, distancia, franjas horarias, …). A nivel familiar: ¿ quieres que nadie de tu familia y amistades pueda contagiarse? Pues cumple con tu responsabilidad individual con mayor ahínco si cabe. Y a nivel sociedad: ¿quieres que este mal sueño acabe lo antes posible para todos?, pues regresa a la primera casilla de nuevo y cumple con tu responsabilidad individual. Es sencillo, todo pasa porque cuando mires el reflejo de tu ombligo en el espejo puedas levantar la barbilla y sonreír sin tener que desprenderte de la moral antes de hacerlo.

6) Solidaridad. He, hemos, leído, visto, escuchado que tal o cual país aconsejan a sus ciudadanos no visitar España este verano durante su período de vacaciones. Bien, comprendo que cada loba y lobo intente proteger a sus cachorros tanto como esté en sus garras. Pero el turismo es uno de los pilares más importantes de nuestra economía. Personalmente lo tengo claro: no voy a modificar mis hábitos vacacionales habituales. He viajado más, bastante más por la geografía española que por el resto del mundo. Y haciéndolo he descubierto que podía ir a visitar a mi querido primo en las Begas de Barcelona sin cruzar el gran charco que conlleva escribir el pueblo con uve, o a reencontrarme con un viejo compañero de facultad perdiéndome en el Miami-Playa de la Costa Dorada, o descubrir un sinfín de pueblos (como el de Amavida de Ávila, tan necesario en estos momentos) ciudades y rincones preciosos que muestra la piel de toro o el interior del corro de sardanas donde resido. Así que yo sigo con mi estrategia: intentar conocer primero bien a mis hijos antes de interesarme por los de enfrente. Y lo que escribo para el turismo, lo extrapolo en estos momentos al comercio de proximidad, a la ropa, la elección de un automóvil, a… vamos a todo lo que sea Made in here or near. ¿Si me estoy trumpirizando, me preguntas? No lo sé. A nivel macro económico no comparto las políticas proteccionistas arancelarias que considero desfasadas en un mundo globalizado, pero es que…el momento que vivimos es peculiar, y hay que hacerle frente siguiendo la consigna empresarial de ser fuertes en local para conseguir serlo en global.

7) Aceleración. Hace unos años, cuando los directivos llevaban el pelo engominado y peinado hacia atrás ( a lo Conde, vamos) se decía que el pez gordo se comía al pez pequeño. Luego, con la llegada de los directivos de camisetas blancas de fondo de armario, se dijo que ya no era el gordo quien se comía al pequeño, sino el pez rápido quien se comía al pez lento. Ahora podríamos decir que es el pez que domina los Mass media el más avispado de todos. Esos variopintos medios de comunicación donde se fraguan verdades y mentiras como puños, para confluir convertidos en dogmas sin atravesar filtro alguno de fuentes     ( como buenos dogmas que son). Pues bien, el Covid-19 va a acelerar, a mi entender, algunas de las decisiones que iban a ser noticia en los próximos años; y entre ellas: el teletrabajo va a dejar de ser algo excepcional, la sensibilidad por el medio ambiente va a mejorar por el cambio de mentalidad y hábitos que está comportando el presente, el comercio on line va a acelerarse incluso llevando a targets que jamás había imaginado acomodado en sus asientos, y la renta básica universal, de la que ya he escrito en algún que otro Pienso que…, es ya una realidad más que un brindis al sol de Davos. Y lo es porque en un mundo automatizado de casi ocho mil millones de habitantes, sobra mano de obra,  esa es la realidad, y porque nos estamos acercando a la deseada y peligrosa línea donde el sueño de que las máquinas trabajen para el animal más inteligente del planeta, liberándolo para siempre del trabajo bíblico del sudor de la frente en aras de una vida más contemplativa, pueda ser por fin una realidad. Como real es también la tentación de querer cruzar la línea, adentrándonos entonces en el inicio del pensamiento autónomo de las máquinas, y eso, amigos, es materia de otro cantar, de gesta, por supuesto.

Y…lo dejo. Empieza a anochecer y el agua del lago, siendo la misma que al llegar, me parece bastante más turbia a pesar de la dilatación de mis pupilas. Lo dejo por hoy, pero regresaré mañana, y pasado y al otro, esperando que una nueva luz y el mismo empeño me dejen ver los sueños que la penumbra y el barro intentan esconderme ahora; pero que sé que están, que siguen ahí, y seguirán estando esperando a que sea capaz de verlos con la claridad suficiente para decidir sumergirme a por ellos.

¿Y tú, qué piensas?

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