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Dedicado a vosotras

Pienso que…la celebración del día se presta a compartir reflexiones personales, sin más ánimo que el de dar voz a unos pensamientos, sin pretender sentar cátedra ni contentar a todo el mundo. Dios me libre de semejante intento.

En el inicio del mundo

Imaginarse un mundo sin mujeres sería tan absurdo como ver crecer las plantas sin agua ni sol o recitar poesía a la sartén que cocina una lengua de toro. Así que de entrada, gracias al Creador ( y aquí que cada uno escriba el que quiera) por haber hecho a la mujer a imagen y semejanza de la mujer.

Saltamos la etapa de los dinosaurios y las distintas glaciaciones.

Ya con el ser humano dando vueltas por el planeta, parece ser que el primer indicador que sirvió para ordenar la jerarquía de los habitantes divididos en géneros, clases sociales y demás, fue la pirámide de los palomos ( ya sabes esa en la que el único palomo limpito ocupa la cúspide y los demás aparecen cada vez más a cagados a nivel que vamos bajando peldaños). Parece ser que el indicador de situar a uno u otro a una altura u otra fue la simple fuerza bruta. El inicio no podía haber sido peor, desde luego.

Antropológicamente hay cierto consenso en definir el sistema patriarcado como el que rigió, y lamentablemente sigue haciéndolo, nuestras primeras sociedades, con excepciones tan notables como las opiniones de Henry Morgan o los postulados darwinianos que defienden una sociedad inicial constituida por un orden matriarcal. En cualquier caso, corriendo los primeros días de nuestro desembarco en el planeta, parece ser que existieron sociedades mitológicas  matriarcales, como los selkman de la Tierra del Fuego, y otras tan reales como la cultura Minangkabau de Indonesia, donde son las mujeres quienes detentan el derecho de sucesión, pasando las herencias de madres a hijas (concepto más cercano al matrilineaje que al matriarcado, pero bueno)

Dejemos la historia, la antropología y centrémonos en las teorías actuales que abogan por afirmar que las mujeres no lloran, las mujeres facturan.

Personalmente, a pesar de que me alegro de ver que la contabilidad ya no es exclusiva del macho, percibo un cierto retroceso que me irrita e incomoda. Parece ser que algunos reyes de la casa, esos individuos malcriados acunados con todo tipo de aparatos tecnológicos, y soles del epicentro familiar que ocupan a sus anchas, están dando algunos pasos atrás. Pero cuidado,  de pecadores hay de todos los tamaños, colores y edades, lamentablemente. No hace mucho tiempo que, hablando con una neurona con pene, ya crecidita ( la neurona), el susodicho homo ingenuus, me confesó que de no haber asumido su mujer que iba a convertirse en una sirvienta para toda la familia, no se habría casado con ella. Y lo bueno es que lo afirmó como si me dijera que pronostican lluvia para los próximos días. Y eso no se puede permitir, aguantar, sostener, ni nada que se le parezca. La educación familiar basada en el respeto al prójimo, la igualdad de oportunidades, la repartición equitativa de las obligaciones y responsabilidades familiares , y un largo etcétera, debe ser y es, el fundamento que debe permitirnos mejorar como sociedad y erradicar los roles de una sociedad patriarcal ,para convertirla en una sociedad justa e igualitaria, que no matriarcal, o estaríamos cometiendo por segunda vez el mismo error.

Nunca he escrito porque no lo creo que la mujer sea más inteligente que el hombre ni que todo hombre sea más fuerte que la mujer. Y no lo afirmo porque para empezar ni siquiera tengo claro que indicador mide la inteligencia en sí ( antiguamente el coeficiente intelectual como resultado de unas pruebas psicológicas, hoy las inteligencias múltiples, mañana la velocidad del procesador que nos implante en el cerebro, y queda poco para ello así que vete haciendo a la idea, o….), y tampoco lo afirmo porque si miro el medallero olímpico español de los últimos tiempos, una de nuestras bazas más seguras se da en halterofilia ( levantamiento de peso en el que la fuerza y la técnica son imprescindibles para traer un metal a casa) Y como este último ejemplo otros miles. Creo que una y otra, fuerza e inteligencia, son conceptos abstractos fáciles de definir pero difíciles de medir o situar el punto exacto que permite apropiarse o no de esos adjetivos.

Afirmo, con cierta cautela, que no deberíamos obsesionarnos en porcentajes que más que ayudar a la mujer, corren el riesgo de enviar un mensaje subliminal un tanto peligroso. Una directiva reciente comunitaria insta a tener un cuarenta por ciento de mujeres en los consejos de administración de las empresas. Y yo me pregunto: ¿Por qué el cuarenta? ¿No puede ser el sesenta o el cien o el veinte? Los que me leéis ya conocéis mi opinión: considero que debe primar la meritocracia y no el género a la hora de elegir la persona que deba estar al frente de una empresa, país o comunidad de vecinos, sin ir más lejos. Y digo y remarco meritocracia, no jornadocracia, como ahí siguen estando más empresas de las que deberían, algunas vestidas con el vestido de startups y todo. Y no me hagáis escribir ejemplos que los hay de muy gordos. El mensaje ingenuo de recomendar un cuarenta por ciento, sabiendo que según estadísticas actuales no se llega al veinte, no deja de ser otro techo de cristal disimulado, a mi entender. Reconozco que mientras las cúpulas estén copadas de hombres, como están, la tendencia seguirá siendo similar, y solo en ese aspecto, me parece acertada el fin de la directiva para favorecer un punto de inflexión. En el propio sistema judicial, a pesar de ser ya paridad el número de juezas, las sillas más altas siguen ocupados por los culos más peludos, y eso es feo, muy feo ( ambas cosas). Pero cambiará, porque la mayoría de las opositoras actuales son mujeres, y con diferencia.

El cambio que precisa nuestra sociedad, y ahora me centro a nivel directivo, ha de ser visible en todos los aspectos. He conocido mujeres, siendo compañeras mías en mi etapa anterior que, al ascender a un cargo importante imitaron el rol (con algunos saber hacer erróneos) de los hombres a los que sustituían, olvidándose de sus familias y de sus propias vidas en aras a entregar su salud y energía a una empresa que, tarde o temprano, acabaría mostrándoles las puertas de salida, con una fiesta de despedida en el mejor de los casos.

Las mujeres, auténticas dominadoras de eso llamado multitasking tan de moda, humanizan, a mi entender, aspectos importantes de la vida y el trabajo (como el de la conciliación familiar y profesional del que ahora vemos los pésimos resultados que ha provocado) a medida que impregnan esa filosofía en la toma de decisiones con sensibilidades diferentes a las del simple enriquecimiento a costa de cualquier precio.

Y me freno y voy terminando porque si no, más que un Pienso que…corro el riesgo de aventurarme en escribir la segunda parte de “En un lugar de la …”. Así que cuatro consejos rápidos de usar y tirar ( o hacer con ellos lo que te dé la gana), para despedirme:

• Solo sí es sí, solo no es no, y solo déjame en paz y no me molestes es déjame en paz y no me molestes.
• La humanidad no se habría extinguido si los hombres pariéramos, no os haré la pelota, pero en vez de ocho mil millones seríamos ocho cientos mil quince, en el mejor de los casos, y los partidos de futbol serían dos contra dos, y aburridísimos. No lo olvides, y empodérate cuando te vengas abajo.
• Cuando quieras decir que algo es aburrido, no digas que es un coñazo.
• Cuando quieras decir que algo es divertido, no digas que es la polla, aunque recuerdes haberte puesto a reír al ver alguna.
• Cuando estudies una materia sencilla, di eso, que es sencilla, fácil ….pero no que es una maría.
• Cuando….

El respeto exigido a los demás debe empezar por domar nuestros propios labios.

Lo siento pero no voy a cambiar el color de mi página web por el lila por un día o para haceros la pelota, como hacen tantas empresas llevadas de un marketing tan hipócrita como falso a lo largo del día. De todo no debería hacerse negocio, a mi entender.

En mi caso, solo os recuerdo que Lazos de luz, la segunda parte de la Trilogía del destino, la dediqué a todas las personas que trabajan para erradicar la violencia de género de la sociedad (mujeres y hombres) y que, como igual ya sabes las protagonistas son cuatro mujeres que…y que…y que…eh.

Felicidades a todas las mujeres, y especialmente a mi madre, a mi esposa, a mi hija, hermana, sobrina, primas, cuñada, suegra, tías y…como no, a mis lectoras.

¿Y tú, qué piensas?

 

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